22 marzo 2008

Ya se están terminando las mini-vacaciones de Semana Santa...ya cada vez está más cerca la vuelta a la rutina: clases-trabajo-casa-gimnasio-clases-trabajo etc etc en fin, todo lo bueno se acaba!!




Me he pasado toda la semana a la caza y captura de caballos. Caballos de todo tipo: salvajes en los montes gallegos, domésticos pastando en fincas privadas, de competición en un concurso de saltos...lo dicho, todo tipo de caballos vistos a través del objetivo de mi cámara. La idea era conseguir material para participar en un concurso fotográfico pero...¿alguna vez os habéis parado a pensar en lo difícil que es fotografiar a un caballo? La primera dificultad es que no se están quietos nunca! en el concurso de saltos ya me pareció una tarea imposible, en los montes ya ni te cuento, y los únicos que posaron encantados para mí fueron los caballos domésticos que me encontré por el camino. Ellos parecían tristes, algunos con las patas atadas entre sí y casi sin poder moverse, otros atados con cortas cadenas que restringían sus movimientos, unos jóvenes y otros casi ancianos, todos me miraban escépticos, me analizaban primero y después de comprobar que no suponía ningún peligro, dejaban que me acercase para retratarles. Me miraban con sus ojitos lastimosos y luego seguían a lo suyo: saboreando la mejor hierba.


La verdad es que me dieron mucha pena, pero después de ver lo guapos que salieron en las fotos quiero imaginar que mi breve compañía les agradó e hizo más ameno su día.

2 comentarios:

aná dijo...

Preciosa foto y perfil del caballo, con esa mirada seguro quiso transmitirte algo.

Un saludo.

Toupeira dijo...

Ya casi no me acuerdo de la semana santa.
Gracias por tu visita y tu comentario en mi blog.